Tenemos un segundo cerebro en el estómago, esto se debe a la independencia del cerebro y la médula espinal, además tiene más de 100 millones de neuronas en el.

Tiene la segunda mayor concentración de neuronas en el cuerpo, más que el sistema nervioso y que la columna vertebral, así que trabaja completamente independiente al cerebro.

El estómago hace las decisiones de digestión, procesa información para mezclar, substraer, absorber y separar en componentes absorbibles el alimento que consumimos para obtener vitaminas y nutrientes que necesitamos y sacar los desechos.

También determina nuestro estado mental y tiene un papel muy importante en ciertas enfermedades del organismo.

Se le conoce técnicamente como el Sistema Nervioso Entérico y consiste en vainas de neuronas incrustadas en las paredes del tubo largo del estómago, el cual mide aproximadamente nueve metros desde el esófago hasta el ano.

Este cerebro está equipado con sus propios reflejos y sensores, controla el comportamiento del estómago independientemente del cerebro. Evolucionamos generando este cerebro para que la digestión y excreción se realizaran independientemente y que no fuera controlada desde el cerebro a través de la columna vertebral.

90% de las fibras en el nervio visceral primario, el nervio vago, transporta la información desde el estómago al cerebro y no al revés.

El segundo cerebro informa de nuestro estado mental en lados más obscuros. Bastante parte de nuestras emociones están influenciadas por los nervios en nuestro estómago. Mariposas en el estómago es solo parte de nuestra respuesta psicológica de nuestro estrés y solo un ejemplo.

Aunque desórdenes gastrointestinales pueden influenciar nuestro estado de ánimo, el estar de buenas puede que sea responsable el cerebro del estómago y no el que tenemos en la cabeza.

Por ejemplo estimulación eléctrica en el nervio vago – un tratamiento muy eficiente para el tratamiento de depresión – puede imitar estas señales.

Los tratamientos de depresión enfocados al cerebro primario involuntariamente pueden impactar al estómago. El sistema nervioso entérico utiliza más de 30 neurotransmisores, al igual que el cerebro y el 95% de la serotonina se encuentra en los intestinos. Debido a que medicamentos antidepresivos llamados inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina incrementan el nivel de serotonina, no es sorprendente que estos medicamentos intencionados a causar cambios químicos en la mente frecuentemente provoquen problemas gastrointestinales como efecto secundario. Síndrome de intestino irritable el cual afecta a más de dos millones de estadounidenses, también es generado en parte por tener mucha serotonina en nuestras entrañas y puede ser nombrado como enfermedad mental del segundo cerebro.

 
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